martes, septiembre 10, 2024

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UN PACTO, SIN PACTO, SERÁ LA DERROTA.

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Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)

El Pacto Histórico una coalición de matices de partidos y movimientos políticos alternativos, y, de izquierda, unidos alrededor del liderazgo del presidente Gustavo Petro, se ha venido atomizando y diluyendo después del triunfo de Petro. Hoy, en lo formal, esta coalición de variadas expresiones ideológicas y políticas la conforman 25 partidos y movimientos sociales, 12 partidos con personería jurídica reconocidos por el Consejo Nacional Electoral, y 13 movimientos sin personería jurídica. En lo real, esa coalición adolece de unidad, se diluye en la multiplicidad de liderazgos, egos y egocentrismos que impiden su cohesión. Su grandeza en lo político es inversamente proporcional a su tamaño y a su cantidad de componentes.

No existe a su interior un liderazgo fuerte que lo cohesione, solo el presidente Petro podría lograrlo. Si no es Petro, no lo es ninguno. El desorden, los enfrentamientos, tanto en la dirección nacional como en los departamentos van a ser los propiciadores de una gran derrota electoral en las elecciones del 29 de octubre. Teniendo todo para ganar, lo van a perder todo, por sus enfrentamientos y por la feria de egos que tiende a su atomización. Los grandes perjudicados, el gobierno de Petro, el país, y los ciudadanos.

El presidente Petro debe entender que una derrota electoral en los territorios, el próximo 29 de octubre, tendrá funestas consecuencias para la estabilidad y la capacidad de maniobra del gobierno en el orden nacional. Petro, todavía está a tiempo de dar el timonazo para cambiarle el rumbo al Pacto Histórico en los territorios.

El presidente Petro debe reunirse con la dirección del Pacto Histórico, con los directores de todos los partidos que lo conforman, para poner en orden lo que se descuaderna a diario en las regiones. En los departamentos donde no fue posible producir los consensos de acuerdo con la circular 03 del 7 de junio, en cuanto a los candidatos uninominales a alcaldías y gobernaciones, deben definir en reunión de la dirección política nacional, cuáles serán los candidatos del Pacto e incluso en el Frente Amplio, donde sea posible lograrlo. Así, literal, como una orden, impidiendo que los egos descuadernen un proceso político electoral que tiene muchas posibilidades de triunfo, en buena parte de los territorios.

En los procesos electorales a Gobernación y Alcaldía, aparecen algunos candidatos que solo quieren serlo (candidatos), más no, candidatos queriendo llegar para lo que se postularon: gobernador o alcalde. Hay unos que solo quieren serlo, para dispersar la votación, y facilitar la llegada del candidato de las mafias del establecimiento, o de las maquinarias políticas del clientelismo. Hay otros que, por desconocimiento, o por ingenuidad política, solo participan por participar, por figurar, sin tener claro que, pueden ser poder real, en los territorios; otros, para hacer negocios. Unos y otros, no deben ser los candidatos del Pacto o del Frente Amplio. Los candidatos que defina, en el orden nacional, el Pacto Histórico, deben ser articuladores de consensos, líderes con ganas de ser gobierno y con ganas de convertir en realidad lo posible. Y, esa realidad posible, es la de propiciar la derrota de los candidatos de los partidos que representan y han representado el poder establecido en los Municipios y los Departamentos.

En el departamento del Quindío, el potencial de votantes, es decir, el número de votantes hábiles para votar bordea los 490.000 habitantes, tomando el dato de las elecciones presidenciales del 2.022 (las cifras para estas elecciones, aún no han sido publicadas). Y, si tomamos las dos últimas elecciones de gobernación tenemos que el nivel de participación ha oscilado entre el 52% y el 55%, entonces, para las elecciones del 29 de octubre, podríamos inferir que, el número de ciudadanos que saldrían a votar estarían entre 255.000 y 270.000.

El número de votos que se requieren para ser elegido depende del número de candidatos que finalmente queden inscritos. si se da entre dos candidatos la votación exigida es altísima; si se da entre tres candidatos, puede ser un poco menos, entre cuatro mucho menos, y así sucesivamente.

Tomemos a manera de ejemplo las elecciones para gobernación del Quindío en 2.015 y 2.019. En 2.015, varios factores incidieron en los resultados; por un lado, hubo un incremento en el nivel de participación, el cual llegó al 57%; el voto en blanco se acercó al 6% y, solo fueron tres los candidatos en competencia; el ganador, Carlos Eduardo Osorio, sacó 126.803 votos, la segunda en votación, Sandra Milena Gómez, 103.917 votos, y el tercero, una candidatura marginal, solo por figurar, 3.548 votos. En 2.019 el nivel de participación se redujo al 53%; el voto en blanco fue del 19,23 % (49.192 votos); el número de candidatos subió a cinco; el candidato ganador, Roberto Jairo Jaramillo obtuvo 82.618 votos; el segundo 49.389; el tercero 21.303 votos; el cuarto 9.867 votos y el último 3.325 votos.

Para el caso de Armenia, la situación es un poco similar con tendencia a ser menos. Veamos los registros de las dos elecciones de 2.015 y 2.019. En 2.015, el nivel de participación fue del 58%; el voto en blanco cercano al 9% y solo dos candidatos enfrentados: Carlos Mario Álvarez 71.002 votos y el segundo: José Manuel Ríos M. 48.985 votos. En 2.019 el nivel participación disminuyó al 51%, el voto en blanco aumentó al 20% y el número de candidatos creció a 8 participantes inscritos. El candidato ganador, solo obtuvo 29.078 votos, el voto en blanco fue segundo (26.336 votos); Piedad Correal 21.971 votos; el tercer candidato en votación Luis Fernando Jaramillo 21,485 votos y el resto dispersaron la votación sacando, individualmente, menos de 10.000 votos, el último 1.152 votos.

En las condiciones de división en la que se encuentra el Pacto, estimulada por un sector que quiere imponer a como de lugar un candidato no por acuerdo consensuado, sino, por estrecha mayoría, lo que quieren es sacar un candidato, no para ganar, sino, para allanarle el camino a los candidatos de las maquinarias electorales que hoy gobiernan. Un pacto, sin pacto, será la derrota.

(*) Magister en Ciencias Políticas

E-mail: gerencia@bambucomunicaciones.com

gustavo.hernandez@bambucomunicaciones.com

 

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1 COMENTARIO

  1. En el Quindío, especialmente en su dirigencia, pesa más el apetito burocrático, como el apetito ecómico, que el bienestar de una población afligida por la falta de oportunidades y de empleo digno, seguidos muy de cerca por el sometimiento caprichoso al que se encuentran subyugados cientos de contratistas, en su mayoría cabezas de familia. Pero, no están muy lejos, los egos y deseos de algunos oportunistas que posan de líderes de las luchas sociales y que en la realidad política de la región no tienen peso alguno, ni seguidores, ni caudal electoral. Se deben deponer las aspiraciones soportadas en egos y deseos de figuración y reconocimiento, apalancar una verdadera opción de poder electoral que distancie sustancialmente de las corruptas maquinaria electorales locales y luego sí, empezar a gobernar con el pueblo y para el pueblo.

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