Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)
Los ciudadanos de Armenia y el Departamento hemos venido perdiendo la capacidad de
asombro después de elegir y conocer los resultados de quienes por allí pasan, gobierno
tras gobierno. Oír decir que, con burocracia, coimas, mermelada, jugosos contratos y
saqueo de los recursos públicos, ganan las elecciones y se perpetúan en el poder, se ha
venido convirtiendo parte del paisaje nuestro (el feo), facilitado por la pugnacidad y la
división de los líderes alternativos, estimulados por aquellos, los primeros, los que
sabemos; en contravía del otro (el bello), el paisaje cultural cafetero por el que hemos
sido reconocidos.
Hasta hoy, este paisaje endémico, el de los gobernantes corruptos, le ha ganado todas las
batallas al tesón, la pulcritud y la dignidad de los Quindianos y los armenios; en el
inmediato futuro, el de las próximas elecciones, no sabemos, está por verse.
En Colombia, antes se hablaba del clientelismo, la compra de votos y el festín del saqueo
del erario público en los departamentos costeños, casi que se hablaba con admiración de
los costeños, por lo “vivos”, lo avispados, en las justas electorales. Hoy, eso es cosa del
pasado, ahora, se habla es del Quindío y sobre todo los armenios, como los campeones en
estos menesteres.
Ya hace parte del paisaje conocer (por lo menos oír hablar) de los procesos penales,
disciplinarios y fiscales, de todos los gobernantes que han pasado por estos despachos, en
el presente siglo. Se escucha decir, casi que con orgullo: “un proceso fiscal, disciplinario o
penal, no se le niega a ningún gobernante”. Y hablan de proceso, porque de allí no pasan
(la mayoría), muy pocos llegan a decisiones condenatorias.
En el Quindío, oír hablar de un personaje que se ha venido convirtiendo en un mito
político en la región, casi elevado a la categoría de héroe, hace parte de nuestro paisaje.
Coloquialmente se dice que gobierna en la sombra, pero, se ha llegado a tal extremo que,
ya no es en la sombra, es de frente. Lo hace con su presencia física en los despachos
oficiales, decide a quién se le otorga los contratos, es quien maneja el presupuesto y el
contratismo, es quien da las órdenes, es quien organiza las coaliciones y distribuye
mermelada en el concejo.
Esta mafia de la corruptela, costea todas las campañas con dineros sacados del erario
público. Hacen elecciones a cero costos del bolsillo propio. El siniestro personaje, que en
el lenguaje de la mafia llaman “lavaperros” aparece en campaña posando de “magnate”,
cuando solo es un “gamín”, repartiendo dinero a borbotones, no de él, si no, el saqueado
del erario público. Se pasea por parques y cafeterías de Armenia, y los parques principales
de los municipios haciendo demostraciones de poderoso “señor”, no de los cielos, si no, el
“señor” del fango, untado de podredumbre; intimidando con dinero sucio y con pistola al
cinto como baquero del oeste texano.
En el edificio de 19 pisos, no ocurre nada diferente a lo que ocurre en el edificio de 5 pisos
(antiguas galerías). El indefinido por naturaleza, el del “tu y yo” billonario, el siniestro
mitómano, el timador, el inicuo, el inane personaje que gobierna, el que ahora quiere
posar de víctima, siendo victimario. Posa de ser cuando no lo es, lo que es, es todo lo
contrario de lo que aparenta.
Con ropa prestada ha llegado donde está y posa de mucho. Con dineros de otros ha
vivido, ha aparentado ser. Posa de filántropo, ese ha sido su “modus operandi”, pero,
sobre todo ha sido su “modus vivendi”, de esa apariencia ha vivido “sabroso” con el
dinero aportado por verdaderos filántropos, familias de bien y de la comunidad regional,
nacional e internacional. Sabe posar, su gran virtud, si se puede llamar virtud a ese actuar
en falsedad. El simulador profesional fue develado por él mismo, al correrse el velo por
sus inconmensurables mentiras.
Lo denunciado por Mancuso, ante la JEP, por estos días, no es nada diferente, ni extraño,
a lo que ocurre en el Quindío, desde hace cerca de veinte años. Una alianza perversa, en la
que han participado gobernantes, mafia, paracos, miembros de “distinguidas familias”,
miembros de la fuerza pública y de los órganos de inteligencia. Y el gamín posando de
“magnate”, untándolos a todos, y como “Pedro por su casa” sin ninguna investigación a
cuestas. Sin ninguna investigación, dicen, porque, no declara nada, todo a nombre de
otros y él manejando el dinero de todos. Esa es la dura y tozuda realidad.
Robar el erario público, para costear las campañas electorales, hace parte del paisaje de
este territorio.Todo llega a sus límites, las autoridades, las no corruptas, las autoridades no partícipes de
esta cantinela, ya han llamado a audiencia al gobernante del edificio de 19 pisos, por lo
del estadio de Calarcá, y posiblemente, también, por la venta de una hermosa casa
republicana en el municipio de Salento, donada por una filántropa extranjera a ABRAZAR.
Casa que fue vendida por Roberto Jairo, y/o, la familia Jaramillo, para echarse los dineros
a sus bolsillos.
También, le caerán encima, más temprano que tarde, a quien gobierna en la sombra en el
edificio de las antiguas galerías, para develar el obscuro teatro de un concierto de
delincuentes en el cual han venido participando actores de cuello blanco, dirigidos por el
vitando personaje, el charlatán gamín, el execrable “vendedor de humo”.
(*) Magister en Ciencias Políticas
E-mail: gerencia@bambucomunicaciones.com
gustavo.hernandez@bambucomunicaciones.com