Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)
Finalizando noviembre o comienzos de diciembre, algo estuvieron haciendo en Medellín o, en Itagüí, un grupo de concejales de Armenia, con negociantes a bordo, y periodistas lisonjeros, encargados de la “presentación social” de los negocios que se adelantan a hurtadillas y que pretenden mostrar como la panacea de las soluciones.
Hace exactamente un año, por estas calendas, tiempo de Navidad, denuncié en dos artículos las actuaciones del concejo de Armenia, los cuales titulé: “´La vulgar politiquería en tiempos de Navidad” y “Así se roban al Quindío y Armenia”.
Recurro a ellos para advertir a la ciudadanía sobre la pretensión del concejo de Armenia, nuevamente, sobre el tema atávico de la privatización de SETTA, y con ella las “foto multas” y las zonas azules.
Vuelvo sobre el tema recurrente de la corrupción y el saqueo del erario público para iterar lo dicho en la investigación realizada por la Misión de Observación Electoral, MOE, en el año 2.018, y publicada bajo el título “Así se roban a Colombia”, que la corrupción no cae del cielo, entra por las elecciones.
Bien lo dice la investigación cuando, categóricamente, expresa: “En los últimos años la corrupción en Colombia se ha convertido en uno de los principales problemas del país y en la mayoría de los casos, son los políticos o los funcionarios públicos los protagonistas de los mismos” (https://www.moe.org.co/asi-se-roban-a-colombia/).
Con marrullas actúan los pillos, llámense estos, concejales, llámense, funcionarios públicos o, llámense, delincuentes de “cuello blanco”.
El grupo de descaracterizados, deturpados, estragados, descriteriados, gamberros, concejales, deben pagar con su voto, la financiación que les hicieron de su campaña para hacerse reelegir; financiación que corrió por cuenta de los recursos sacados del presupuesto municipal, como coima y mermelada, a través del ubérrimo contratismo.
Acostumbrados a financiarse las elecciones con los recursos del erario público, y endulzarse con buena mermelada, en tiempo de Navidad, pretenden, a media noche, en tiempo de novenas, el 24 de diciembre, NO el alumbramiento del niño Jesús, sino, el alumbramiento de varios abortos, entre ellos la privatización de SETTA, inducidos desde la alcaldía de Armenia, asistidos por profesionales de la genuflexión y alzafuelles del iletrado soberano y del desmirriado y anodino alcalde que desgobierna a Armenia.
Con martingalas, con marrullerías, han llevado, hasta la exageración y el descuido, esta Secretaría mostrando sus exageradas falencias en temas de movilidad y hasta la impresentable y cochina sede que les sirve como pútrido nido, desde donde salen los penetrantes olores de las aguas sucias por donde se deslizan los dineros de la corrupción, con el propósito de desacreditar y desvanecer lo público y engrandecer y sobreestimar los avances tecnológicos y la modernidad de lo privado, para justificar su privatización.
La entrega en concesión a un operador privado de todas las funciones, o de algunas funciones de la secretaría de Tránsito, SETTA, entre ellas, las foto-multas, es un tema que se pretende cocinar a puerta cerrada y de espaldas a la ciudadanía.
Antes de que ello ocurra, llamo la atención a la ciudadanía, a los gremios de transporte, a los gremios en general, y la sociedad civil, para que se exija una discusión amplia y una socialización necesaria en tan delicado asunto.
Para los corruptos de todos los matices, el descredito de lo público, la privatización de lo público, y el saqueo de los recursos públicos, siempre está al orden del día, es el alimento que los nutre, razón por la cual nunca les alcanza ningún presupuesto.
¡No es a hurtadillas que se debate lo público!
(*) Magister en Ciencias Políticas
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