En su tradicional columna de El Espectador, publicada el 16 de abril, Felipe Zuleta Lleras se lució, batió marca, subió al podio por el que quisiera desfilar toda la derecha colombiana, pero que, a despecho suyo, está monopolizado por las carnitas y los huesitos de Álvaro Uribe y sus dos o tres más cercanos conmilitones, de los que Zuleta quisiera hacer parte.
Para cumplir su hazaña, este señor tuvo arbitrariamente que presentar como realizaciones de Petro aspectos que nunca pasaron por la cabeza del candidato presidencial, y menos ahora que está en disfrute de tal dignidad. Ha dicho Zuleta que “Ese prurito del presidente Petro de estatizar todo ya ha fracasado en países como Venezuela”. Lo peor es que lo dice sin dar un solo ejemplo de lo presuntamente estatizado, ni reconocer que, de parte del mandatario, la estatización fue objeto de rechazo expreso -aunque equivocado- en su campaña y lo está siendo en la práctica de su gobierno.
Especialmente insidioso y dañino fue con la ministra de Salud Carlina Corcho, a quien calificó, desde el titular mismo de su columna, como la doctora muerte. Se apoya para ello en el meritorio empeño de esta funcionaria de sacar adelante un proyecto de salud que a él no le gusta, pues va en contra del buen concepto que del actual sistema tienen exministros y exviceministros de Salud, sin que el señor Zuleta aclare que, si estos lo defienden, es porque trabajaron con él y porque, al igual que ellos, es un sistema neoliberal.
Es más, señala a la ministra como responsable del actual desabastecimiento de medicamentos, de que al país no le hayan donado unas vacunas, de estar diciendo que la salud en Colombia es de las peores del mundo, de sostener que las protestas contra la reforma están pagadas por las EPS, a las cuales acabará en dos años y, de haber contado con más espacio, habría dicho algunas otras cuantas verdades y mentiras como estas, pero calificándolas de evidencia de que efectivamente Carolina Corcho es la doctora muerte.
El señor Zuleta, al igual que muchos otros comentaristas y periodistas de los grandes medios, es un propagador de las ideas a través de las cuales la clase dirigente se pone al frente de sus luchas contra nuestro pueblo. Como los trabajadores no tenemos grandes medios, tenemos que defendernos desde donde siempre lo hemos hecho: desde las plazas y calles, y hacerlo con la convicción de nuestras ideas, con el respaldo en nuestros derechos y con la voluntad de defensa de este gobierno del cambio, que encabezan personajes como Gustavo Petro y Carolina Corcho. Por eso, este Primero de Mayo, ¡todos a la calle!
Por: Rodrigo López Oviedo