“yo tengo un sueño”
Martin Luther King
La izquierda, los movimientos alternativos, las organizaciones sociales y todo un vasto entramado de líderes que hemos vivido en la franja de los excluidos, ausentes del poder (me incluyo entre ellos), estamos hoy de fiesta, acariciando sueños, sueños de ver realidad lo que por muchos años habíamos querido lograr y por fin lo logramos: ser gobierno, tener gobierno. Ahora nos toca ayudar, y denodadamente, para que los sueños se cristalicen en realidad.
Hemos logrado, con Gustavo Petro, el gobierno Nacional, ahora debemos con mayor tesón profundizar el trabajo para lograrlo en los 32 Departamentos y los 1.123 municipios. La nueva coyuntura es propicia, es favorable, pero, para ello hay que trabajar sin descanso buscando la unidad de todos los liderazgos al interior del Pacto Histórico, del Frente Amplio y del Acuerdo Nacional. Unidad en medio de la diversidad, respetando la opinión, los espacios y el liderazgo del otro, el diferente, el distinto, en acuerdos tácitos y explícitos de voluntades para derrotar la corrupción y a los corruptos que la propiciaron y de la cual se alimentaron y alimentan; para derrotar la extrema pobreza que agobia a los hogares y las familias a lo ancho y largo del territorio; para derrotar las profundas inequidades y las excluyentes desigualdades.
Los cambios que se anunciaron y prometieron en campaña hay que empezar a construirlos. Sin prisa, pero, sin pausa. Ellos, los cambios, no vienen como caídos del cielo y enviados por la Divina Providencia, hay que construirlos, en el día a día, teniendo en cuenta que los tiempos son cortos y muy limitados. Los cambios en lo nacional, también deben llegar a las regiones, a los departamentos y a los municipios. La primera tarea, en lo político: ordenar la casa, la casa del Pacto Histórico, para seguir construyendo una casa con más alcobas, con más piezas del ajedrez político, el Frente Amplio, y si se quiere más grande aún, más amplia, con los partidos del Acuerdo Nacional. No hay que cortar las alas a quienes quieran volar, con sus propios liderazgos, pero cuidando de no volar tan alto, que nos podamos perder en la nebulosa de la incertidumbre y la levitación.
En el Quindío, como, en cada departamento, en toda Colombia, son variados los liderazgos, cada quien buscando posicionarse. Completamente legítimos, pero si se camina con pies en polvorosa, buscando, en medio de contradicciones internas, alcanzar consensos en medio del diálogo y la escucha, en una demostración de pulsos argumentales y políticos.
Si se quiere ser asertivos, en el próximo debate electoral, elección de autoridades locales, deben recogerse en un solo y único liderazgo, el liderazgo colectivo de la unidad, con candidatos de consenso para Gobernaciones y Alcaldías, y listas unificadas del pacto Histórico para Asambleas y Concejos.
Acá como en el resto del país hay aliados en vertientes próximas con las cuales se pueden propiciar alianzas y acuerdos consensuados con los partidos y líderes de la coalición Centro Esperanza (Verdes, Dignidad, ASI, AICO, Colombia Renaciente, Nuevo Liberalismo); igualmente, con quienes lideraron el Rodolfismo, si se quiere derrotar a los partidos del establecimiento, dueños del poder corrupto y corruptor, por muchos años en el Quindío, y en cada región. Y sí se quiere acertar y tener mayor seguridad se deben ampliar las alianzas con vertientes democráticas de algún partido de los llamados históricos, no comprometidas con hechos de corrupción y de violación de los derechos humanos.
Finalmente, debemos tener claro que, en medio de la amplitud para propiciar consensos y acuerdos de unidad, hay que abrir la casa, al tiempo que hay que cuidarla, para que a ella no entren los saqueadores, los corruptos, los “ladrones de cuello blanco”, que como el camaleón cambian de colores para mimetizarse.
Por: José Gustavo Hernández Castaño
Foto: infraestructura.org.co