Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)
Con el debido respeto, al señor Gobernador y a los señores alcaldes electos, les voy a recomendar la lectura del conocido libro de Robert Greene, “Las 48 Leyes del Poder”, un texto que les puede ayudar a la comprensión de cómo actuar y, cómo no actuar, como gobernantes.
Un libro que, podría decirse, es la síntesis que recoge gran parte de la filosofía que encierran las obras de Maquiavelo, Von Clausewitz, y Sun Tzu.
Cuando se es gobierno hay que aprender a jugar de manera inteligente dentro de los llamados juegos de poder, de tal manera que, al finalizar el periodo de los cuatro años, se puedan presentar buenos resultados de gestión; saber cómo protegerse de las maquinaciones e Intrigas que se dan en el ejercicio del poder y, también, tener claro que, unas veces por ignorancia, otras por ingenuidad, se cometen demasiados errores.
El término Poder se ha convertido en una palabra fuertemente evocadora, muchas veces con connotaciones negativas. Hay que abrir muy bien ojos y oídos, hay que estar preparados para el entorno altamente competitivo en el que se mueven quienes están en posiciones de gobierno.
En las 48 leyes, Robert Greene, en cada una de ellas describe algunas transgresiones y observancias de dichas leyes, con una interpretación respecto de por qué lo considera como tales.
Es curioso el tema del poder, ya que, nadie se atreve a reconocer, de manera explícita, que aspira a tenerlo y mantenerlo; y, teniéndolo, no quieren dejarlo y se las arreglan para prolongar su duración, legítima o ilegítimamente.
De entrada, les recomendaría leer y practicar, 3 leyes:
La 26: “Mantener las manos, limpias”, las manos nunca deben verse contaminadas por equivocaciones o malas acciones. Ser agradecidos, si, con quienes les ayudaron a llegar a la posición en que están, pero, no se justifica, ni es razón suficiente, para permitir que ensucien su actuar.
La Ley 29: “Planear todo el camino hasta el final”, determinar el futuro pensando con antelación; sí se planea teniendo en cuenta el final no se verá abrumado por las circunstancias. Un buen acompañamiento de excelentes formuladores de proyectos, buenos planificadores, apuntando a los cinco ejes temáticos del Plan Nacional de Desarrollo, para gestionar, adecuadamente, recursos ante el gobierno Nacional.
La Ley 35: “Dominar el arte de calcular el tiempo”, descubrir el espíritu de los tiempos; nunca dar la impresión de actuar apresuradamente, no denotar una falta de control sobre sí mismo y sobre el tiempo; buscar el tiempo justo, preciso. Planeación y gestión desde el primer día de gobierno, cuatro años pasan volando.
De los abuelos hemos aprendido que “escoba nueva barre bien”. Si, agregamos, las buenas intenciones y los buenos propósitos de los nuevos gobernantes; sumamos honestidad y transparencia a su actuar; unidad, y altos niveles gestión, como lo dijera el señor Gobernador, en su posesión, los grandes beneficiados seremos los ciudadanos residentes en este territorio.
Manos limpias, planear todo el camino hasta el final, y calcular bien el tiempo, deben ser las líneas estratégicas de nuestros gobernantes.
Demasiado corazón y mucho más cerebro, debe ser el horizonte de sus acciones.
Post scriptum: Todos los gobernantes actuales, desde el 29 de octubre hasta el 31 de diciembre, vienen sufriendo el “síndrome del pato cojo”, es decir, están todavía al mando, pero, no tienen autoridad, porque hay otro ya elegido; en el desespero de su final, quieren hacer lo que no pudieron en los cuatro años y, ya sin la autoridad para hacerlo. Algo parecido le ocurre al Fiscal Barbosa.
(*) Magister en Ciencias Políticas
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