Por: José Gustavo Hernández Castaño (*).
Un hecho político increíble, impensable, inimaginable, se presentó en las elecciones presidenciales de 2.022. Un solo líder: Gustavo Petro, logró unir a toda la “grupería” de izquierda, a todos los movimientos alternativos, e ir más allá, acercar a su propuesta a otros partidos y sectores del centro del pensamiento político. Solo él pudo lograrlo.
En la orientación o desorientación para afrontar las elecciones territoriales del próximo 29 de octubre, en un ejercicio de retórica, aparecieron las elucubraciones, las fantasías de los dirigentes de los (25) veinticinco partidos y movimientos, (con y sin personería jurídica) que conforman el Pacto Histórico a nivel Nacional. Todos con sus capillas (sus parroquias), creyéndose poseedores de la verdad revelada; en un derroche de “sabiduría”, creyéndose los iluminados, volvieron al Pacto Histórico en una verdadera torre de babel. Eso es el Pacto Histórico, hoy, veinticinco iglesias con su pastor a bordo, reunidos en conciliábulo (en la sede nacional) y sus fieles (militantes) esperando el dogma de fe que alumbre su camino, mientras el Papa, en el palacio de Nariño, desentendido del cruce de idiomas que se da en el otro palacio (Teusaquillo), la sede Nacional del Pacto Histórico.
Mientras esto ocurre el Pacto Histórico se descuaderna en las regiones. En las regiones también se erigieron torres de babel a su medida, a la medida de los partidos y los líderes en los Departamentos y los municipios. Cada uno con sus dogmas, cada uno con su parroquia, cada uno con su pastor a bordo.
Como en el lenguaje coloquial: “no sé si reír o llorar”. Esa es la expresión más adecuada para denotar o connotar la desazón que produce el estado actual del Pacto Histórico en el Quindío y, en todo el país.
Acudiendo al lenguaje marxista: existiendo condiciones objetivas que hacen posible propinar la derrota a las mafias políticas en el Quindío, previa la existencia de una subjetividad colectiva unificada y, con rumbo preciso y metas comunes, los sacerdotes de la torre de babel Quindiana, cada uno con su dogma individual, impidieron la conformación de esa voluntad colectiva. Cada cascarón de partido del Pacto Histórico (eso es cada partido), esa es la triste verdad, ha querido esconderse en el caparazón de la marca (P.H.) optando por lista cerrada a las corporaciones públicas (Asamblea y Concejos) para no mostrar la flaqueza electoral que recorre todo su cuerpo. Así debe ser en buena parte del país, si no, en todo.
El día 7 de julio, haciendo uso de sus marrullas (Acción de buscar el propio beneficio a través del disimulo, el engaño, la trampa o la persuasión) aprobaron un acta (enviada a la dirección Nacional del Pacto) que no expresa la realidad del pensamiento de todos los partidos del P.H. en el Quindío. Convocaron reunión del Comité Departamental para ese día, cuando varios miembros habían expresado de antemano no poder asistir. El Comité lo conforman 12 partidos, en la reunión solo estuvieron 7, y, en dicha reunión 4 partidos votaron por lista cerrada. Esa es la verdad verdadera, hoy. Desde ese mismo día, el partido Todos Somos Colombia y otros partidos, han solicitado se corrija esa acta y, sobre todo, esa decisión, expresando que se conforme lista abierta para mantener la unidad del Pacto y la inclusión de todos los partidos que lo integran.
Como si se tratara de un frio riel de ferrocarril, en la rigidez de sus dogmas, los partidos (C.H., UP, PCC) se han mantenido estáticos, inamovibles, en su decisión. Su pobreza argumental, su debilidad orgánica, no les permite dar un paso adelante. Durante estos veinte días su fuerza argumental ha sido: “ya se tomó la decisión, ya se envió el acta a Bogotá”.
Todo indica que su interés es dividir al Pacto. No quieren ser alternativa de poder. Su candidato a Gobernación, solo quiere ser candidato. Y, con lista cerrada a Asamblea, cerrar cualquier posibilidad en cuanto a resultados. Su precariedad comprensiva en cuanto a política electoral, no da más.
“No hay que pedir peras al olmo”, decían los abuelos.
(*) Magister en Ciencias Políticas
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