La movilización ciudadana para la defensa del Hospital La Misericordia crece cada vez más. Y no sólo desde Calarcá, sino desde Armenia y otros municipios, ya que este centro de salud también recibe pacientes desde diversos pueblos cordilleranos del departamento.
Estas son algunas de las voces de la movilización ciudadana en apoyo al Hospital La Misericordia de Calarcá, y acompañadas por diversas organizaciones sociales y defensoras de los derechos humanos en el departamento del Quindío:
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Enfermera de servicio de urgencias del Hospital La Misericordia
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Maritza Farfán, del Colectivo Sembrando Lucha y la Veeduría ciudadana en defensa del Hospital La Misericordia, que nace como una respuesta jurídica a la lucha de un grupo de ciudadanos que buscan indagar la situación actual de la crisis del Hospital y encontrar soluciones para atender dicha crisis.
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James Alberto Benítez, trabajador de la salud en el Quindío
«El problema que vive hoy el Hospital La Misericordia de Calarcá, es la realidad y la muestra de lo que siempre se ha venido diciendo desde el año 1993. Históricamente se ha demostrado que las leyes que mercantilizan y politizan los Derechos Fundamentales no sólo acaban con instituciones, sino también con la dignidad laboral de los y las trabajadoras.
Justamente esto es lo que está pasando con el segundo Hospital en importancia del departamento del Quindío, un cúmulo de politiquería, falta de gestión y un sistema de salud mercantilizado que adeuda miles de millones de pesos. En medio de esto, el sufrimiento, miedo y la impotencia de la población y del personal de salud, al ver como agoniza una institución histórica e insignia del municipio de Calarcá, el dolor de no tener atención y perder minutos vitales en caso de una urgencia médica y el sufrimiento del personal de salud, al no recibir sus salarios y lograr suplir sus necesidades básicas. El miedo a no saber qué va a pasar y a dónde va a parar este proceso, y la impotencia de ver cómo la Gobernación del Quindío y la Secretaría de Salud, siendo responsables del Hospital como entes territoriales, continúan en una pelea con la gerencia y administración de La Misericordia, por politiquería y egos. La impotencia de ver cómo el trabajo, no es por arreglar lo que está sucediendo, sino, cómo se puede hundir más, afectando, en mayor medida, a quienes están en medio de esta discusión»
