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Según el plan, el ICAA (Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales), organismo autónomo, que no independiente, incluido en el organigrama del Ministerio de Cultura y Deporte, se transformaría radicalmente para convertirse en la Agencia Estatal del Cine, lo que además conllevaría un cambio de modelo. El cine español se gobernaría con una ley propia, como el Museo del Prado o el Reina Sofía, fuera del debate partidista.
Todos los sectores del audiovisual español negocian juntos la creación de una agencia estatal, un organismo independiente que regirá el séptimo arte por encima de los cambios de Gobierno. Su materialización llegará con la reforma actual de la Ley del Cine.