lunes, septiembre 9, 2024

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Editorial 75: Alcibíades tuvo su perro, Petro su Constituyente.

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Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)

Alcibíades, discípulo de Sócrates, sobrino de Pericles, gobernó por poco tiempo, la Atenas de la Antigua Grecia (siglo V a.C.); cuando su gobierno se hacía bastante impopular y el descontento iba en aumento, un día cualquiera cogió su mascota, un hermoso perro, se dirigió a la plaza pública (ágora) y en presencia del pueblo le cortó la cola. Con este acto miserable logró distraer la atención de los Atenienses, pues, logró que a partir de este acto solo se comentara tan bochornoso suceso.

El presidente Petro con el globo de una constituyente ya logró generar una cortina de humo, buscando distraer la atención sobre un gobierno errático de muy pocas ejecutorias, baja gestión y ejecución presupuestal, las que no alcanzan a estar ni de cerca a las prometidas a través de sus discursos; un gobierno sobre el cual pesa el lastre de la corrupción en varias entidades y funcionarios nombrados por él; un gobierno incapaz de concertar con los partidos y con el Congreso unas reformas, que todo parece indicar se hundirán, si no, se da un timonazo para corregir el rumbo; todas las entidades del orden nacional en manos de los mismos con las mismas, la politiquería tradicional, es decir, el establecimiento nacional al servicio de los partidos del establecimiento y no del cambio y una paz total dando tumbos. Esa es la realidad o es la percepción: un presidente vacilante, soltando globos.

La idea de la Constituyente con el propósito de generar un estado de opinión parece ser el currículo oculto de semejante cortina de humo.

Si Alcibíades tuvo su perro, para distraer, Petro aspira lo mismo con su Constituyente.

No hay que contemporizar con un gobierno, simple o sencillamente, porque votamos por él. Ese es un error. Por el contrario, debemos ser los principales críticos. Los aduladores y los corifeos a nada bueno conducen.

El llamado de los defensores de oficio a organizar asambleas populares constituyentes, plebiscitos, nada sólido construye; solo cortinas de humo que más temprano que tarde desaparecen.

La vía de una Asamblea Constituyente, en los términos del trámite regular, es dispendioso, largo y lleno de espinas. Camino tortuoso, nada fácil de recorrer en las circunstancias actuales de un gobierno que fue elegido por mayoría, pero, adolece de ellas en las demás ramas del poder público. Un legislativo no afecto a la propuesta constituyente y unas cortes con relativas independencias y críticas de los procesos contarios a los reglados.

De entrada, hay que tener claro que, Colombia no es Venezuela. Una elección de constituyentes por la vía de asambleas populares, cabildos abiertos, mingas, puede tener algún eco, puede tener algo de sonoridad, como ejercicio pedagógico para masificar una propuesta, pero corre el riesgo de convertirse en un embeleco difícil de mantener en el tiempo, y tornarse en una nueva frustración de la llamada participación ciudadana.

La otra vía, la constitucional, la establecida en las normas, debe pasar por un proceso constituyente que debe construirse paso a paso.

Uno. El Gobierno, debe decidir contenido y alcance del proyecto de ley para convocar la Asamblea Constituyente. Hasta hoy se conocen ocho puntos, que todavía no tiene claros. Todo parece indicar no son necesarios tramitarse por esa vía.

Dos. Tramitar en el Congreso el proyecto de ley para convocar la constituyente. Un proceso de negociación en el congreso, más difícil que el trámite normal de las reformas y las leyes. Si no tiene mayorías, hoy, mucho menos las tendrá, con esta nueva propuesta, pues, el temario de la convocatoria es todavía más complejo.

Tres. Aprobada la ley en el congreso, debe convocarse, el referendo para que los ciudadanos decidan si o no a la convocatoria de la Asamblea (día y temas).

Cuatro. El día del referendo que se convoca, para que los ciudadanos digan si o no, se requeriría el voto favorable, de la tercera parte del censo electoral, es decir, 13,5 millones de ciudadanos (como mínimo).

Cinco. Aprobado, favorablemente, por los ciudadanos se convoca la elección de los constituyentes.

Seis. Por el tiempo definido, los constituyentes decidirán sobre las temáticas y los asuntos para los cuales fueron elegidos.

Este proceso constituyente hasta su culminación puede llevar entre dos o tres años, y coincidir con la terminación del periodo presidencial de Gustavo Petro.

Mis preguntas y mis preocupaciones han estado centradas hacia las posibles explicaciones del por qué se ha colocado este tema como impulsor de una gestión presidencial que, para mí, es innecesario y más bien un fuerte interferente de su gestión.

Vuelvo a insistir, Petro debe volver al acuerdo nacional, para gobernar con tranquilidad y sacar adelante sus reformas, las del cambio en favor del país y de los ciudadanos.

(*) Magister en Ciencias Políticas

E-mail: gerencia@bambucomunicaciones.com

gustavo.hernandez@bambucomunicaciones.com

 

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