Los días de navidad, históricamente conocidos como los días de regocijo en familia, de encuentros entre familia y seres más cercanos, son utilizados por los gobernantes mediocres y los políticos de bajo pelambre, como los tiempos para el ejercicio de una vulgar politiquería.
Y, ¿qué hacen los politiqueros de viejo y nuevo cuño?, y, ¿cómo actúan?
Sabido es y de conocimiento público que, los Concejales, los Diputados, los Congresistas, en una de sus prácticas clientelistas, utilizan a las entidades del Estado, la administración pública, para favorecerse no solamente en lo político, sino, en lo económico. Entregan al gobernante de turno, en su Municipio, en su Departamento, la Nación, su voto en la corporación respectiva, para hacer parte de la coalición de gobierno a cambio de jugosas mermeladas y coimas que, se traducen en plata, puestos y contratos, a cambio de hipotecar su voluntad y su independencia. De ahí en adelante gira la rueda de la fortuna bien aceitada con el presupuesto oficial, el erario público. Al final del periodo gobernantes y corporados salen, unos ricos, otros menos necesitados que antes; en todo caso, todos bebieron de la fuente del presupuesto público a ojos vista de los órganos de control que no actúan o pareciera que no existiesen.
Así como exigió la coima, los puestos, los contratos, cuando vende su voto al mejor postor, así mismo actúa hacia abajo, a quienes va a entregar el puesto, el contrato, menos la coima, esta se quedará en su bolsillo, el que crecerá de ahí en adelante.
Luego viene el clientelismo ramplón: la subasta ofreciendo empleos y contratos. Los que se ajusten y condicionen a sus exigencias serán los escogidos. De ahí en adelante, quien logre el empleo y el contrato queda dependiendo de aquél, como aquel quedó dependiendo del primero, en una cadena de clientelismo vulgar usado a través del presupuesto público.
La necesidad del ser humano de procurarse la subsistencia mediante el empleo, mediante el trabajo, es aprovechado por los mercaderes de la política de manera atrevida, quebrando la voluntad del profesional y el trabajador, empleado, que no tiene alternativa.
Los mercachifles politiqueros, valiéndose del desempleo, de las necesidades de los ciudadanos, lo utilizan como presa para obtener dividendos política y económicamente.
En tiempo de elecciones son extorsionados, constreñidos, a conseguir determinado número de votos y obligados a votar por el candidato de sus exigencias y, no, el de sus preferencias.
En tiempo normal debe rentar económicamente. Cada mes, el 5% o el 10% del sueldo o contrato asignado debe entregar a su jefe (así fue pactado, “voluntariamente”), como soborno, no hay otra manera de llamarlo, pues, sino se entrega, se corre el riesgo de perderlo todo.
Este inveterado ejercicio ya hizo costumbre, convertido en condición necesaria para obtener un contrato o un puesto en la administración pública, el cual, se manifiesta con más fuerza en época de diciembre.
Los politicastros de siempre hacen “su agosto” en diciembre. Hay que aportar regalos para las familias más pobres. Y, en esa cadena clientelista salen “dadivosamente” a mostrarse como papá Noel, aceitando y engrasando sus ingenuos, o mejor, necesitados votantes. Aplicando muy bien esa máxima que dice: “es mejor tener necesitados que agradecidos”.
No alcanza el presupuesto del año, ni de los cuatro años de gobierno, se necesita comprometer vigencias futuras, para aceitar la maquinaria clientelar y los bolsillos rotos de los gobernantes corruptos. Por eso nos encontramos con un municipio de Armenia y un Departamento, a la deriva, hoy, ávidos de un nuevo crédito, para garantizar la mermelada de las próximas elecciones del año 2.023.
En el municipio de Armenia, no les alcanzó el empréstito de los sesenta mil millones ($60.000.000.000), ya comprometido en vigencias futuras, buena parte de ellos en bolsillos de los corruptos. Y, como regalo de navidad, los señores concejales del municipio, autorizan al alcalde nominal (el real es otro), el trámite de otro crédito por veinte mil millones ($20.000.000.000). En tiempos de fiesta, se harán la propia con dineros del presupuesto oficial. Para rematar, tramitan la entrega de la Secretaría de Tránsito, SETTA, a un operador privado, para que imponga el sistema de foto-multas.
He ahí la explicación del por qué no les alcanza ningún presupuesto, siempre habrá que endeudarse más y más, para satisfacer el voraz apetito de los corruptos gobernantes y sus áulicos, que esos, igualmente, son un pozo sin fondo.
Estos tres años, que van a ser cuatro, los años más perdidos que tengamos noticia, los de Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas en la Gobernación, dedicado a echar cuentos y un billón de mentiras, en lo cual, es campeón de campeones. Y José Manuel Ríos Morales, haciendo el ridículo, en lo que también es campeón de campeones, prodigando abrazos y tirando besos, como reina de belleza, menos gobernando, pues quien Gobierna es TOTO, el iletrado soberano medioeval.
Concejales, Diputados, alzafuelles de los dos soberanos, el del piso 19 y el otro, el del CAM, han convertido el presupuesto oficial en un festín, para saquearlo, a ojos vista de una justicia autista, que discrimina, pues, al bandido pobre lo castiga con prontitud, mientras esconde la Ley para el soberano y sus aliados, bandidos de cuello blanco.
El Departamento y el municipio de Armenia transita, hoy, por un camino de incertidumbres, uno es el de la primavera de la esperanza, el del cambio, otro el de invierno de la desesperación, viendo que sigue campeando y mostrando sus colmillos, la corruptela, la que como savia venenosa alimenta el crimen organizado, amante de la violencia y del saqueo de los dineros públicos.
Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)
(*) Magister en Ciencias Políticas
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