Sin puertas ni ventanas, con un pasto que lleva meses sin ser podado y las paredes llenas de grafitis, el consulado de Venezuela en Bogotá está en ruinas. Y es que a pesar de que las relaciones entre ambos países se están reactivando, la edificación refleja lo largo que será el proceso de normalización.
La casa está ubicada en el norte de la capital, en un sector exclusivo que está lleno de edificios y en el que la abandonada infraestructura se muestra disruptiva.