En cada elección, en los grupos de izquierda, alternativos, y de centro, aparecen los imponderables, los dogmatismos que excluyen, que separan, las consideraciones éticas cuasi religiosas y programáticas, para encontrar peros y terminar en diáspora. El uso de un lenguaje y una actitud arrogante para descalificar al diferente, al candidato en competencia, en primera vuelta, ha alejado todas las posibilidades de acercamiento en segunda. Basta recordar las elecciones de 2.018, en las que candidatos y partidos que perdieron en primera vuelta prefirieron llamar al voto en blanco o irse a avistar ballenas, colocando barreras y obstáculos a un candidato, facilitando la llegada del otro, en segunda vuelta. En estas elecciones puede ocurrir igual sino se le baja el volumen al orgullo y a la arrogancia. El momento no es el de los muros que separan, el momento es el de tender puentes que unan.
Por el contrario, los llamados sectores de derecha, los del establecimiento, hacen uso de un excesivo pragmatismo siguiendo el postulado de Maquiavelo: “el fin justifica los medios”. El fin último es conservar el poder, mantenerse. Y, para mantenerse, utilizan las armas que sean necesarias para lograrlo. Por eso, a pesar de todas sus diferencias, se unen. Todos a una, los partidos políticos, los gremios económicos, todos, con sus diversidades, se unen para mantenerse en el poder.
La pregunta es ¿se va a repetir el resultado de las elecciones de 2.018? Sinceramente creo que no, pero, todo es posible, si se siguen estimulando los dogmatismos, los ideologismos y los egocentrismos que dividen.
Si se quiere ganar las elecciones en 2.022, ganar el poder, se debe aplicar un poco la teoría consociativa o consociacional que practican los Países Bajos, Bélgica o Suiza, permitiendo la conformación de un gobierno con gabinete de coalición.
Hay que derribar los muros que separan, tomando conciencia que, a veces, son más muros emocionales, que ideológicos, que dañan y separan de los demás. Hay que construir puentes de paz y reconciliación, de respeto, de tolerancia, de inclusión, que ayuden a crear vínculos de unidad en el propósito de alcanzar el poder por el bien de la patria.
El momento es propicio para los candidatos de centro y de izquierda, pero, solo si se atreven a caminar juntos (en segunda vuelta), unidos en coalición, para enfrentar a la corruptela que por tantos años se ha beneficiado de ese poder corrupto y corruptor.
La consolidación de esta nueva alianza multipartidista solo será posible si hay voluntad política, si hay respeto por la diferencia y querer caminar juntos en medio de la diversidad de enfoques y concepciones del pensar ideológico y político. Propiciar acuerdos para la construcción colectiva de un amplio movimiento político que haga presencia en todo el territorio Nacional, movimiento de coalición que, por lo demás, exige una nueva pedagogía y un nuevo estilo en el ejercicio político.
El ahora, es el momento de aprender a caminar juntos, en medio de la diversidad, para derribar muros que dividen y tender puentes que unan.
Por: Gustavo Hernández Castaño
Foto: grupotelecable.es