Esta obra muestra la inquietud del artista ante lo incierto del ser humano, una pregunta filosófica expuesta en el lenguaje visual, su herramienta. El título es la llave para adentrarse a la pintura y comenzar a descubrir las claves fijándose en la galería de símbolos contenida en los íconos y en la distribución de toda la composición.
Gauguin, como muchos de los artistas franceses de su tiempo cuestiona la civilización europea en su devenir industrial transformando las ciudades bajo el nuevo ritmo del progreso y el desarrollo; estas dinámicas son vistas con escepticismo en las tertulias artísticas, ya que estos intuyen un fenómeno deshumanizante puesto que la tecnología y la ciencia está al servicio de los grandes poderes políticos y económicos. Las grandes factorías explotan a los sectores desposeídos, las urbes están cada vez más invadidas de las familias pobres que miran atónitas a través de las vidrieras un mundo nuevo, como en un sueño.
Gauguin comparte este descontento propio también de los poetas, como Baudelaire, quien le canta a esa humanidad anónima que deambula por los bulevares, a la indolencia francesa ante el rumbo que va tomando la sociedad, anticipándose al futuro decepcionante que dejara el tan aclamado desarrollo.
Los artistas saben que la industrialización despojará al hombre de la naturaleza y va a ser cada vez más alienado y dominado por las fuerzas de los grandes capitales.
En los círculos donde acude Gauguín se discute y se toman posiciones a la vez que está en ebullición el movimiento Impresionista, éste busca un nuevo espacio en la representación puesto que la fotografía ha ido desplazando a la pintura. Surgen nuevas teorías respecto a las técnicas en relación con la luz y el color en las telas. El artista se toma el exterior y explora los rincones, los acontecimientos simples de la vida cotidiana, los fragmentos de la naturaleza en los rincones, los jardines controlados de las grandes mansiones, la vida que circula en las calles.
Gauguín ambiciona crear en un mundo tranquilo, donde la luz del sol y la naturaleza ofrezcan una vida apacible, en París ya se tiene conocimiento de poblaciones exóticas por estos lados, ya que han sido expuestos objetos e ilustraciones de culturas primitivas de Indonesia causando gran impresión en los pintores, estos mundos lo atraen poderosamente y toma la decisión de partir.
La búsqueda de Gauguín se enfoca en plasmar grandes espacios planos de color con una iconografía mítica que nace de su compenetración con esas comunidades arraigadas a sus costumbres en su relación tan natural con los elementos, donde ellos se mezclan en un lenguaje sutil con los animales con sus creencias, con la naturaleza. Las telas de Gauguín esgrimen símbolos universales que develan sentimientos de todos los tiempos en la humanidad, y que capta con gran sensibilidad entre las civilizaciones primitivas con las que convive.
Gauguin se fue a las islas de indonesia con el propósito de traer nueva sangre a la vida del arte en Europa, enviaba sus pinturas enrolladas, de Tahití a Francia, logra darse cuenta de ser reconocido por los salones de la burguesía, pero no regresaría ya que se había involucrado éticamente con estas comunidades tomando partido en la defensa por su liberación y la explotación de la colonización francesa.
Por: María Teresa Cruz Restrepo